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¡Bienvenida una semana más a nuestro blog!

En esta ocasión, vamos a hablarte de la dermatitis atópica. Una condición de la piel que afecta hasta al 10% de la población, afectando tanto a niños como a adultos.

Si quieres saber cómo reconocer sus síntomas, y las mejores formas de cuidarla, ¡sigue leyendo!

ANTES QUE NADA, VEAMOS EN QUÉ CONSISTE Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS

Muchas personas dicen tener la piel atópica por el simple hecho de tenerla seca y sufrir picor, utilizando productos específicos para ella, que a veces no resultan efectivos porque realmente su piel no es atópica.

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, en la que se pueden alternar épocas de brotes, y épocas en las que los síntomas sean menores.

Así que en primer lugar, te mostramos los principales síntomas de una piel atópica. Tu piel o la de tu pequeño/a es atópica si:

  • Es seca, rugosa y escamosa.
  • Además, se enrojece fácilmente y suele padecer muchos picores.
  • Los casos más graves pueden presentar incluso ampollas que pueden supurar y formar costras.
  • También pueden observarse erupciones en las zonas donde las articulaciones se doblan, es decir, en la parte interna de los codos, y detrás de las rodillas. Aunque tampoco es raro que aparezcan en otras localizaciones como cuero, cuello, manos o pies.

De ahí que sea muy importante reconocer estos síntomas, ya que al picar mucho es casi inevitable rascarse, y esto puede provocar heridas que lleguen a infectarse.

¿POR QUÉ LA PIEL SE CONVIERTE EN “ATÓPICA”?

Debes saber que es una enfermedad en la que la genética juega un importante papel.

Se producen cambios en unos determinados genes que provocan alteraciones en la queratina. Para que nos entendamos: se altera la función barrera de la piel. Si esta función falla, la piel se vuelve más frágil y es más fácil que sea agredida por factores externos, que pueden llegar a provocar una inflamación.

Debido a esto, la dermatitis atópica suele empezar en la niñez, a partir de la sexta u octava semana de vida, y desaparece cuando se llega a la adolescencia (aunque puede seguir presente en la edad adulta).

Algo también muy característico, es que quien padezca esta enfermedad, suele desarrollar también dermatitis de contacto, rinitis o asma.

¿A que nos lleva todo esto? Pues que si tienes algún familiar con dermatitis atópica, rinitis o asma, es más probable que tú o tu hijo/a padezcáis esta enfermedad.

La buena noticia, es que mejora con la edad y con el tratamiento adecuado.

Existen estudios que demuestran el aumento de casos de piel atópica, causados por nuestro estilo de vida: causas ambientales, cambios en la flora bacteriana, contaminación del aire, la obesidad, falta de ejercicio, …

EN LA PIEL ATÓPICA, LO PRINCIPAL ES…

Anteriormente, te hemos comentado los síntomas principales de la dermatitis atópica, y te hemos hablado un poco sobre cómo afecta a la función barrera de la piel.

Por ello, el objetivo principal para cuidar este tipo de piel, es:

  • Disminuir la sequedad
  • Controlar el picor
  • Disminuir “las recaídas”
  • Prevenir las posibles infecciones que pueden aparecer al rascarse la piel
  • Reducir la inflamación de la piel

¿Por qué te contamos esto? Porque lo debes tener en cuenta a la hora de utilizar cualquier tipo de cosmético. De ello, te hablamos en el siguiente punto.

¿CÓMO DEBES TRATAR LA PIEL ATÓPICA?

Aunque no existe tratamiento curativo, sí notarás mejoría si sigues los hábitos que son más saludables para ella. ¡Toma nota!

Para la limpieza facial y corporal, debes utilizar productos respetuosos con la piel que no irriten, y que contengan ingredientes que reparen su función barrera. De todos ellos, el quizá más conocido es la urea.

La urea, tiene propiedades antiinflamatorias y además mantiene la humedad en la piel, disminuyendo mucho la sensación de sequedad. A su vez, hará que la piel pique menos. Lo ideal es que su concentración esté entre el 5 y el 10%.

Otros ingredientes pueden ser: la alantoína, la miel, el pantenol…

Algo importante a tener en cuenta, es que los tensioactivos (componentes que generan la espuma) y los limpiadores que utilices no alteren ni el pH de la piel ni la función barrera. Por ello, te recomendamos que utilices preferentemente los limpiadores al aceite y los oleogeles de ducha.

Respecto a las duchas, deben ser de 2 a 3 veces por semana y que duren menos de 10 minutos. La temperatura del agua no debe ser muy alta. Para secarte, utiliza una toalla de algodón suave y al secarte evita hacerlo “rozando” la piel.

Utiliza las manos al ducharte en vez de esponja.

Inmediatamente después de la ducha, utiliza una crema hidratante y emoliente. Para ello, fíjate que contengan alguno de estos ingredientes: lanolina, glicerina, propilenglicol, manteca de karité, vaselina o petrolatum, escualano.

El objetivo de estos ingredientes, es evitar la pérdida de agua y que la piel se reseque. Como consecuencia, la piel repondrá poco a poco su función barrera, y estará más protegida a los factores externos.

Si necesitas utilizar algún despigmentante para tratar las manchas de tu piel, te recomendamos hacerlo con niacinamida, ácido tranexámico, o derivados de los retinoides como el bakuchiol.

Si necesitas saber más sobre despigmentantes, tenemos este artículo para ti.

Por último, es fundamental que protejas tu piel con un protector solar todos los días del año (FPS 50 +). La mejor textura para tu caso es la crema. Existen formulaciones específicas para la piel atópica. ¡Consúltanos!

Desde Farmacia Mª José Bueso, deseamos que este artículo te haya resultado útil.

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