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¿EN QUÉ CONSISTE LA CIÁTICA?

El término ciática, hace referencia a un dolor localizado en la zona del nervio ciático.

Este nervio, tiene su origen a la altura de la zona lumbar y posteriormente, va descendiendo por toda la pierna hasta llegar al pie. ¿Sabías que es el más largo y ancho de todo el cuerpo?

Cuando se irrita, podemos sentir una especie de calambre, hormigueo o pinchazo a lo largo del recorrido que va haciendo el nervio.

¿POR QUÉ IRRITA ESTE NERVIO?

El dolor tan característico que provoca, se debe a que, en algún lugar de su recorrido, se ha producido una compresión.

El 90% de los casos se da por una hernia discal que comprime la raíz nerviosa. Esto ocurre porque los discos que existen entre nuestras vértebras, se rompen o se salen del sitio debido a una lesión o a algún esfuerzo que hayamos realizado.

Otras posibles causas son:

  • Fractura o lesión pélvica. La zona pélvica, está en contacto con este nervio. Por lo tanto, cualquier lesión que le afecte, puede irritar el nervio ciático.
  • Estenosis raquídea. Consiste en el estrechamiento de los agujeros intervertebrales (son los orificios por donde salen los nervios desde la columna vertebral).
  • Síndrome piriforme. Consiste en que el músculo piriforme que se encuentra en la pelvis, sufre un espasmo o contractura, lo que provoca una irritación del nervio ciático.
  • Embarazo. La sobrecarga que supone el aumento de peso propio de este estado, puede aumentar la presión del nervio ciático. Igualmente, el aumento del tamaño del útero puede comprimir este nervio.
  • Los hábitos diarios también pueden contribuir a su aparición. Pasar muchas horas sentada y la falta de ejercicio, provocan una debilitación de los músculos lumbares y abdominales, aumentando el riesgo de sufrir un ataque de ciática.

¿CIÁTICA O LUMBAGO?

El nervio ciático, al tener su origen en la zona lumbar, cuando se irrita, puede dar síntomas que se pueden confundir con el dolor de lumbago.

Te mostramos a continuación los síntomas más característicos del dolor de ciática:

  • Es un dolor punzante, pero la forma de aparecer puede variar según la persona.
  • El dolor desciende por la parte posterior o lateral del muslo, hasta incluso la parte inferior de la pierna y el pie.
  • A veces, se puede notar una sensación de quemazón, hormigueo o adormecimiento en esa zona.
  • Puede llegar a dificultar la movilidad.
  • Cuando la persona se inclina, tose, estornuda o se sienta, el dolor puede empeorar.

¿CÓMO PUEDES CONTROLAR EL DOLOR?

Te contamos las claves para mejorar este dolor, y lo que debes hacer desde casa:

Movimiento.

Suele pensarse de forma generalizada, que guardar reposo es la mejor solución. Y esto, no es cierto.

Si llegas a padecer ciática, lo ideal es que bajes el ritmo de actividad durante los dos primeros días. Luego, te recomendamos que vayas reiniciando tu actividad normal de forma gradual, sin realizar grandes esfuerzos.

Los movimientos suaves ayudan a que te recuperes antes.

¿Frío o calor?

Cuando aparece el dolor ciático, lo más recomendable es aplicar hielo en la zona, para reducir la inflamación del nervio. Si no tuvieses hielo a mano, en las farmacias disponemos de bolsas de gel especiales para este fin, o en caso contrario, puedes utilizar una bolsa de guisantes congelados envuelta en un trapo.

Posteriormente, puedes aplicar calor seco sobre esa zona, como por ejemplo el de las llamadas “mantas eléctricas”.

Además, si realizas un masaje suave sobre la zona, puedes favorecer la relajación del músculo y activar la circulación sanguínea, aliviando las molestias.

Medicación.

Antes que nada, recuerda no tomar ningún medicamento por tu cuenta, ya que podría interaccionar con otros medicamentos que estés tomando, o padecer alguna de sus reacciones adversas. Siempre consulta con tu farmacéutico o médico.

Los medicamentos que se suelen recetar para esta dolencia son los relajantes musculares (siempre con receta), y los antiinflamatorios. En casos más severos, se pueden llegar a administrar inyecciones de corticoides.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA PREVENIR LA CIÁTICA?

Ya te contamos que tanto llevarte muchas horas sentada como realizar esfuerzos físicos, aumentan la probabilidad de padecer ataques de ciática.

A continuación, te contamos qué hacer para prevenirlo:

Ejercicio.

Caminar mínimo tres horas a la semana y realizar actividades que te ayuden a fortalecer la musculatura lumbar, es una de las mejores formas de prevenir la ciática.

Por ello, te aconsejamos prácticas como el Taichi, Pilates o yoga, ya que son actividades en las que la zona baja de la espalda y el abdomen son considerados el centro de gravedad del cuerpo.

Dormir bien.

La mejor postura para prevenir, es la posición fetal. Incluso puede ayudarte dormir con un cojín entre las rodillas.

Higiene postural.

Cuando te agaches, evita hacerlo doblando la espalda. Mejor hazlo flexionando las rodillas y manteniendo la espalda recta.

Evita los esfuerzos imposibles, ya que cargar grandes pesos lo que hace es castigar tus lumbares.

Cuando te sientes, hazlo siempre con las lumbares bien apoyadas en el respaldo de la silla, y lo suficientemente cerca de la mesa para no tener que inclinarte sobre ella.

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